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Estudiante de Comunicaciones y casi Ingeniero de Sistemas. Los placeres que me producen orgasmos son: la música, la lectura, y la fotografía. Declarado hace varios años como un aspirante a NADA.

miércoles, 9 de enero de 2008

EL CONFIADO

Siempre me sucede lo mismo. Es una constante en mi vida: el confiar en la gente.
No tengo ningún problema en contarle mis más profundas intimidades a alguien que considero confiable, no me es difícil confiar en el sujeto que vi en la esquina y necesita un favor, no pienso mucho en creer lo que me dicen los demás.
Pero hay un pequeño detalle en confiar y confiar siempre de todos, el hecho de que me desilusionen. Es tan fuerte el golpe que me dan al darme cuenta de que la persona que yo creía que era no es realmente lo que yo pensaba, sino algo totalmente distinto. La confianza desaparece totalmente en este carnaval de máscaras y caretas.
Pero en este carnaval, si algo he aprendido es a ya no confiar en ciertas personas:
  • No confío en las personas que van a rezar y a darse golpes en el pecho todos los domingos en misa de 6.
  • No confío en las mujeres que hablan demasiadas lisuras.
  • No confío en las personas que te saludan mirando a otro lado.
  • No confío en los que brindan y te dicen ¡Salud! Sin mirarte a los ojos.
  • No confío en los que dan abrazos sin sentirlo, ni en los que en un abrazo te dan dos palmaditas en la espalda.
  • Como Miyashiro no confío en los hombres a los que no les gusta el fútbol.
    No confío en las mujeres que no saben cocinar.
  • No confío en los que te sacan en cara que alguna vez me vieron llorar.
  • No confío en los políticos, en los abogados, en los curas, ni en los militares.
  • No confío en los que tienen dinero y se creen superiores a todos.
  • No confío en las personas con las que todo está bien un día y a la mañana siguiente cambian radicalmente.
  • No confío en los que cambian una buena conversación por un poco de hierba.
  • No confío en las mujeres que tienen cara de “yo no hice nada”
  • No confío en las mujeres que pregonan su virginidad, y entran a los hoteles de paso con la cabeza gacha.
  • No confío en los arribistas y los franeleros.
  • No confío en los amigos virtuales.

Esos son algunos de los sujetos con los que nunca más me quiero cruzar en esta pequeña existencia. Eso sí, espero conocer más gente para confiar y para desencantarme de algunos también… y para de una vez por todas darme cuenta de cómo realmente es este PUTO carnaval.

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