N

Desculpe

Estou um pouco atrasado

Mas espero que ainda dê tempo

De dizer que andei

Errado e eu entendo
As suas queixas tão justificáveis

E a falta que eu fiz nessa semana

Coisas que pareceriam óbvias

Até pra uma criança
Por onde andei?

Enquanto você me procurava

Será que eu sei?

Que você é mesmo

Tudo aquilo que me faltava...

Nando Reis

La conocí una calurosa mañana de julio sin imaginar que me enamoraría de sus ojos. Ella me conoció dos semanas después en el patio grande de la casa de Amalia Puga, en ese mismo patio donde soñaba que bailaba y construía mundos de colores, mientras le contaba historias a su perro para que el las sueñe mientras ella intentaba volar desde el techo, en esa inmensa soledad que sentía mientras esperaba al amor.

El tiempo pasó, y la realidad fue otra. Los sueños se derrumbaron, hasta que una tarde de abril la vida empezó otra vez para mí. Los colores fueron intensos y las tardes-noches de esta ciudad dejaron de darme miedo porque la tenía a mi lado...

Siempre me recriminó que era sólo una letra en mi celular, que yo nunca volteaba para darme cuenta de que ella estaba ahí, pero uno sabe que la búsqueda mientras más ardua será mejor recompensada.

Dicen que son pocos los afortunados de encontrar a la persona exacta para ellos, una mujer que te tome la mano y te haga temblar; una mujer con quién se puede ser realmente sincero y comportarse tal como uno es; una mujer con la sonrisa más sincera que jamás viste; una mujer que puede escuchar, y a veces también hablar; una mujer que sueña con un futuro juntos; una mujer que aguanta tantas estupideces de un pobre huevón; una mujer que con sólo mirarte te hace sentir que uno se enamora sólo una vez; uma mujer con la que sientes que todo es nuevo; una mujer que a veces no está contigo, pero sabes que piensa en ti, una mujer con la que sueñas todas las noches; una mujer que te hace reir, y también llorar; una mujer que aguantó que le hables de otras; uma mujer que te conoce más que nadie; una mujer que es tu mejor amiga; una mujer engreida y caprichosa a la que estás obligado a hacer feliz; una mujer triste y solitaria a la que puedes acompañar por la calle; una mujer a la que habías esperado 27 años, sin saber que estaba tan cerca...

No voy a negar que hay veces que el miedo puede más que yo, y la realidad me dice que no es posible tanta felicidad...pero como siempre nos gusta dar la contra SÉ QUE AÚN NOS QUEDA MUCHA FELICIDAD, sin pasado ni futuro...sólo N. y yo.