Esa maldita noche en esa puerta, ese maldito poste se apagó.
Diez de la noche, y la gente no está, por favor si alguien pudiera salir, sólo un instante.
Necesito decirlo, es que siempre me gustó llevar el control de la situación. Además lo tengo metido dentro del alma, que en cualquier momento lo tengo que vomitar.
Creo que no fue el momento oportuno para conocernos, tal vez un mes después y todo hoy sería tan distinto. Supongamos que ese día faltaba a clases, o mejor supongamos que me demoraba diez minutos más en el examen y no salía tan rápido. Si supongo eso, tengo que suponer también que no hubiera estudiado, entonces hubiese aprovechado ese maldito domingo en la tarde en otra cosa más productiva, digamos que dormir hasta que la depresión se vaya como un fantasma, y me quede en la soledad con esos focos amarillos, pensando que todo había terminado hacía tiempo.
Maldita noche, para que suponer si al final nada es como se quiere. Todo estaba bien, relativamente tranquilo, por la TV la selección de Perú nos demostraba una vez más, que aunque soñar no cuesta nada, es muy doloroso despertar y asumir la realidad, otra vez nos goleaban, supongo que en la calle no habían muchas personas por estar lamentándose de su destino y de que la fatalidad se haya ensañado con este sufrido país, así como hoy yo me lamento de que ese maldito poste se haya apagado.
Ninguno de los dos dijo nada interesante, parece que sólo estábamos esperando. Tú hablaste, me dijiste que te gustaba pasar el rato conmigo, y yo te dije que era cómo si te hubiese conocido hace años, aunque recién llevábamos saliendo tres meses. Quise pensar que en una de mis vidas anteriores habías sido algo mío, y en ese momento ese poste se apagó.
No puedo recordar mucho de lo que sucedió después, pero si lo que sucedió luego. Me encontré corriendo por el medio de la calle con todo el cuerpo temblándome, no sé si por el miedo o por la emoción. Siempre creí en los símbolos, pero esa vez fue demasiado. Cuándo el poste se apagó atribuí esto a que el destino quería darme esa dosis de romanticismo necesaria para iniciar el proceso efímero del primer beso. Entonces suavemente te acaricié los cabellos, la noche oscura era la ocasión que había estado esperando. Tú no me dijiste nada, lentamente me fui acercando a tus labios…y ese maldito poste se encendió.
Algo cambió en el ambiente, todo fue tan extraño, pero mucho no importaba, te tenía que besar. Yo que siempre creí en los símbolos, no me pude dar cuenta de que el destino me mandaba otro. Justo cuando el poste se encendió llegó tu enamorado a verte. La cara de estúpido que tenía se debe parecer mucho a la cara que tuve yo cuando diez minutos después llegué a mi casa corriendo porque el loco de mierda ése amenazaba con matarme si volvía a tocar a su hembrita, mientras me iba persiguiendo por la calle donde ese maldito poste otra vez se apagó.
Diez de la noche, y la gente no está, por favor si alguien pudiera salir, sólo un instante.
Necesito decirlo, es que siempre me gustó llevar el control de la situación. Además lo tengo metido dentro del alma, que en cualquier momento lo tengo que vomitar.
Creo que no fue el momento oportuno para conocernos, tal vez un mes después y todo hoy sería tan distinto. Supongamos que ese día faltaba a clases, o mejor supongamos que me demoraba diez minutos más en el examen y no salía tan rápido. Si supongo eso, tengo que suponer también que no hubiera estudiado, entonces hubiese aprovechado ese maldito domingo en la tarde en otra cosa más productiva, digamos que dormir hasta que la depresión se vaya como un fantasma, y me quede en la soledad con esos focos amarillos, pensando que todo había terminado hacía tiempo.
Maldita noche, para que suponer si al final nada es como se quiere. Todo estaba bien, relativamente tranquilo, por la TV la selección de Perú nos demostraba una vez más, que aunque soñar no cuesta nada, es muy doloroso despertar y asumir la realidad, otra vez nos goleaban, supongo que en la calle no habían muchas personas por estar lamentándose de su destino y de que la fatalidad se haya ensañado con este sufrido país, así como hoy yo me lamento de que ese maldito poste se haya apagado.
Ninguno de los dos dijo nada interesante, parece que sólo estábamos esperando. Tú hablaste, me dijiste que te gustaba pasar el rato conmigo, y yo te dije que era cómo si te hubiese conocido hace años, aunque recién llevábamos saliendo tres meses. Quise pensar que en una de mis vidas anteriores habías sido algo mío, y en ese momento ese poste se apagó.
No puedo recordar mucho de lo que sucedió después, pero si lo que sucedió luego. Me encontré corriendo por el medio de la calle con todo el cuerpo temblándome, no sé si por el miedo o por la emoción. Siempre creí en los símbolos, pero esa vez fue demasiado. Cuándo el poste se apagó atribuí esto a que el destino quería darme esa dosis de romanticismo necesaria para iniciar el proceso efímero del primer beso. Entonces suavemente te acaricié los cabellos, la noche oscura era la ocasión que había estado esperando. Tú no me dijiste nada, lentamente me fui acercando a tus labios…y ese maldito poste se encendió.
Algo cambió en el ambiente, todo fue tan extraño, pero mucho no importaba, te tenía que besar. Yo que siempre creí en los símbolos, no me pude dar cuenta de que el destino me mandaba otro. Justo cuando el poste se encendió llegó tu enamorado a verte. La cara de estúpido que tenía se debe parecer mucho a la cara que tuve yo cuando diez minutos después llegué a mi casa corriendo porque el loco de mierda ése amenazaba con matarme si volvía a tocar a su hembrita, mientras me iba persiguiendo por la calle donde ese maldito poste otra vez se apagó.
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