Nunca me llamaste. Me dijiste que te espere, y como siempre te esperé.
A la hora de partir, no sabía por donde buscarte. No entendí bien por que me dijiste que te espere. Seguro me querías tener como siempre, sentado como el idiota que siempre fui, mientras tú esperabas la llamada de no sé quien.
Pero esta tarde fue la última de toda la vida, ya no te puedo esperar más. Es más, ya no te quiero esperar más.
Te timbré, pero como pasa últimamente no me respondiste. Con toda la cólera del mundo, que me pasó en 10 minutos (tú sabes por lo de la ilusión), me fui. Esperando la combi para mi casa, apareció ella. Pensé que era la mujer que me estaba destinada para poder olvidarte. No supe como acercarme, no fue como contigo, pero todo tiene que empezar. Subimos, me senté en su tras. Quise preguntarle si le gustaban las fotos, tal vez sería un buen punto de partida. Los nervios y mi estúpida timidez me traicionaron. Sin saber cómo, ella estaba bajando de la combi, y yo estaba atrás de ella. Volteó por una calle, y entró por una puerta vieja. Al menos sabía donde vivía.
Es extraña la vida, tú me contaste que una vez seguiste a un hombre al cual querías conocer. Yo espero que a ella la vuelva a ver. Realmente lo deseo, necesito olvidarte, y creo que cómo tú me seguiste para conocerme, yo debo seguirla a ella para olvidarte.
A la hora de partir, no sabía por donde buscarte. No entendí bien por que me dijiste que te espere. Seguro me querías tener como siempre, sentado como el idiota que siempre fui, mientras tú esperabas la llamada de no sé quien.
Pero esta tarde fue la última de toda la vida, ya no te puedo esperar más. Es más, ya no te quiero esperar más.
Te timbré, pero como pasa últimamente no me respondiste. Con toda la cólera del mundo, que me pasó en 10 minutos (tú sabes por lo de la ilusión), me fui. Esperando la combi para mi casa, apareció ella. Pensé que era la mujer que me estaba destinada para poder olvidarte. No supe como acercarme, no fue como contigo, pero todo tiene que empezar. Subimos, me senté en su tras. Quise preguntarle si le gustaban las fotos, tal vez sería un buen punto de partida. Los nervios y mi estúpida timidez me traicionaron. Sin saber cómo, ella estaba bajando de la combi, y yo estaba atrás de ella. Volteó por una calle, y entró por una puerta vieja. Al menos sabía donde vivía.
Es extraña la vida, tú me contaste que una vez seguiste a un hombre al cual querías conocer. Yo espero que a ella la vuelva a ver. Realmente lo deseo, necesito olvidarte, y creo que cómo tú me seguiste para conocerme, yo debo seguirla a ella para olvidarte.